El Gran Dictador: https://www.youtube.com/watch?v=3cFTJ9q5ztk
La
época del cine silencioso termino hace aproximadamente un siglo, y leyendas de
esa época aún se hablan en nuestros días. Charles Chaplin, el máximo exponente
de dicho género, era reconocido por su humor y sus películas que tomaban tramas
sencillas para la comprensión de la persona común, por lo que no se requería
pensar mucho al momento de sentarse en un cine a ver a un sujeto bigotudo hacer
locuras. Todo esto cambio en 1940, en mitad de la Segunda Guerra Mundial, cuando
varias naciones hacían películas de propaganda a favor de su nación y del bando
al que pertenecían, una película, llamada El Gran Dictador, protagonizada por
el legendario Charles Chaplin, que mostraba las desventuras del humorista en la
Alemania nazi.
Antes
de proseguir, se debe aclarar la situación por la que pasaba el mundo y el cine
mudo. Como se dijo antes, las personas estaban muy acostumbradas al cine mudo
de Chaplin y por ello no esperaban en ningún momento que éste emitiera ninguna
palabra, ni siquiera un alarido de dolor al lastimarse; y el mundo se
encontraba en una época oscura, ya que después del fin de la Primera Guerra
Mundial, en aquel entonces llamada “La Gran Guerra”, millones de personas
perdieron sus vidas, tanto armados como civiles, lo que dejó un mal sabor de
boca en todo el planeta, y las personas llevaban consigo un sentimiento
cabizbajo y un desaire que, no fue hasta varias décadas después, se escaparía
de ese sentimiento. Las naciones, igualmente, se encontraban en una situación de
tensión y conflicto tal, que les importaba en lo absoluto la muerte de uno de
sus compatriotas, solo con tal de llevar a la muerte al bando contrario. La lucha
de poderes era regia y los armamentos iban evolucionando más y más, tal es el
caso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, que, gracias a que las
naciones enemigas no habían alcanzado ese nivel de poder, llevaron a la Segunda
Guerra a su fin. Pero antes de eso, las balas salían volando de ambos bandos y
no se veía fin a tan macabra situación.
Es
por esto que, a sorpresa de todos, la última persona que se esperaba, rompió el
silencio y habló por primera vez a todo el mundo. Chaplin era el único cineasta
en el mundo que realizaba aun películas mudas, y, el Gran Dictador, acabo
siendo su más exitosa película, gracias al poderoso mensaje que esta llevaba
consigo. En la película, Chaplin interpreta dos personajes, uno el dictador
Adenoid Hynkel, parodia de Adolf Hitler, y el otro un barbero sin nombre. Ya que
Chaplin interpreta a ambos personajes, el barbero humilde es confundido al
final de la película por Hynkel, así que es puesto en frente de toda la nación de
Osterlich, una nación ficticia que estaba siendo invadida por Tomania, parodia
de Alemania. Es entonces, por primera vez, en frente de todo el mundo, que
Chaplin habla, y pronuncia quizás, el discurso más importante de la historia.
Chaplin
comienza de una forma calmada, afectado por las imágenes que ha visto a través de
esta guerra, y con el trauma de los estragos que dejó la guerra anterior, pero después
levanta poco a poco la voz, y sus ojos muestran decisión y una actitud firme,
que no importaba lo que le hicieran, no iba a detenerse hasta que sacara todo
de su pecho y dijera la verdad, de sus sentimientos hacia la guerra y quienes
la auspiciaban, sino sobre las dictaduras, el nazismo, el fascismo y el
antisemitismo. Chaplin tilda a los nazis como “hombres-maquina, con cerebros y
corazones de maquina” resaltando que a ellos no les importa la vida de los que
luchan, pues para ellos son solo máquinas de matar. No los ven como personas,
pero Chaplin sí. El anuncia que las guerras son nacidas del odio y de las
ansias de poder, y que las personas deben ser libres y alejarse de ese odio, de
no dejarse dominar de las manos asesinas de los aliados nazis, que la
democracia es la ruta para que todas las personas tengan igualdad de oportunidades,
por encima de los líderes militares, las personas pueden elegir sus propios
caminos, y que al final, después de tantas lágrimas, el cielo se abrirá ante
nosotros. Su discurso no acaba ahí, pues, a través de la radio, se dirige a su
mujer, Hannah, gritando con ahínco, que un nuevo mundo vendrá, uno libre del
odio, y que la esperanza por un futuro glorioso para todos está por venir. Y ahí,
justo cuando acaba de decir sus palabras llenas de fe, es entonces que la película
acaba.
Inicialmente,
debido al impacto que dejó el escucharle hablar por primera vez, las personas
se indignaron y se alejaron furiosas de la película. Pero después, en mitad del
conflicto, cuando veían la oscuridad a la que el mundo se dirigía, fue entonces
cuando voltearon sus miradas al Gran Dictador, y se dieron cuenta. Las palabras
de Chaplin tenían poder, y hablaban la verdad, no solo del gran daño que esos
dictadores le hacen al mundo, sino de la luz de la esperanza que nunca deja de
brillar, porque eso es lo que nos hace humanos. A través de la oscuridad más
agobiante, la luz de la esperanza jamás dejara de brillar.
Leonardo David Ospino Reales