TWAIN, Mark. La Celebre Rana Saltarina del Distrito de Calavera. New York Saturday Press, Estados Unidos, 1865. 5p.
Esta obra fue escrita por el
humorista, orador y escritor estadounidense Samuel Langhorne Clemes, conocido
por su seudónimo de Mark Twain, quien vivió gran parte de su vida durante el
siglo XIX. Twain creció en Hannibla, Missouri, sitio que sirvió como
inspiración para su novela más famosa, Tom
Sawyer y Huckleberry Finn. Twain
fue reconocido por su estilo humorístico, que logró que su primera obra fuese
traducida incluso al Griego Clásico, lo cual exalta la fama que dicho autor
alcanzó gracias a su jocosidad en sus historias, y dicho cuento popular
internacionalmente se llama “La Celebre Rana Saltarina del Distrito de Calavera”,
que cuenta de un hombre que, en medio de una vuelta importante, escucha la
historia de un hombre con la mala fama de apostar por cualquier cosa y, si no
logra convencer una apuesta a la primera, buscará cualquier método para que la
apuesta se lleve a cabo.
Este cuento, aunque no tiene
un fin específico en cuanto a su historia, está más ligado a hacer reír a su
lector, por ello la obra se desenvuelve como una conversación normal entre dos
personas, donde el anciano se desvía de la pregunta original del joven sobre
una persona, para contar la historia de un señor con el mismo apellido, cuya
confusión es común para personas de avanzada edad. Si el evento le ocurriese al
lector, es posible que la situación no fuese la más placentera, pero como
espectador, junto a la manera coloquial y familiar de expresarse del autor, la
lectura de esta historia es una experiencia alegre y que trae sonrisas a
cualquier lector, además de que, al no necesitar buscar el significado de una
sola palabra en el cuento, el flujo de la historia se mantiene, lo cual permite
que el humor se mantenga, el cual es el objetivo principal del autor, además de
servir como crítica a los apostadores compulsivos.
Mark Twain, incluso al momento
de su muerte, prediciendo que se iría junto al cometa Halley, nunca dejó el
humor de lado, buscando inspiraciones en las historias de su pueblo y en las
personas con las que creció. Por más difícil que estuviese la situación, él
buscaba el humor en toda situación, lo cual conecta con muchas personas, el presente
incluido, de que la vida es más que preocupaciones y tristeza, pues según
Twain, la belleza de la vida está en encontrar la risa cuando uno más la
necesita y cuando es más difícil de alcanzar. Debido a que ésta historia está
basada en un cuento que escuchó el mismo Twain, es claro decir que el mismo
autor se representa a sí mismo como el anciano que cuenta la historia y el
joven que la escucha, y es fácil pensar que no podía aguantar la risa mientras la
escribía, y pensaba en la posibilidad de que todo el mundo pudiese reírse de la
misma forma.
Leonardo David Ospino
Reales
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