domingo, 26 de febrero de 2017

El Gran Dictador de Charles Chaplin



La época del cine silencioso termino hace aproximadamente un siglo, y leyendas de esa época aún se hablan en nuestros días. Charles Chaplin, el máximo exponente de dicho género, era reconocido por su humor y sus películas que tomaban tramas sencillas para la comprensión de la persona común, por lo que no se requería pensar mucho al momento de sentarse en un cine a ver a un sujeto bigotudo hacer locuras. Todo esto cambio en 1940, en mitad de la Segunda Guerra Mundial, cuando varias naciones hacían películas de propaganda a favor de su nación y del bando al que pertenecían, una película, llamada El Gran Dictador, protagonizada por el legendario Charles Chaplin, que mostraba las desventuras del humorista en la Alemania nazi.
Antes de proseguir, se debe aclarar la situación por la que pasaba el mundo y el cine mudo. Como se dijo antes, las personas estaban muy acostumbradas al cine mudo de Chaplin y por ello no esperaban en ningún momento que éste emitiera ninguna palabra, ni siquiera un alarido de dolor al lastimarse; y el mundo se encontraba en una época oscura, ya que después del fin de la Primera Guerra Mundial, en aquel entonces llamada “La Gran Guerra”, millones de personas perdieron sus vidas, tanto armados como civiles, lo que dejó un mal sabor de boca en todo el planeta, y las personas llevaban consigo un sentimiento cabizbajo y un desaire que, no fue hasta varias décadas después, se escaparía de ese sentimiento. Las naciones, igualmente, se encontraban en una situación de tensión y conflicto tal, que les importaba en lo absoluto la muerte de uno de sus compatriotas, solo con tal de llevar a la muerte al bando contrario. La lucha de poderes era regia y los armamentos iban evolucionando más y más, tal es el caso de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, que, gracias a que las naciones enemigas no habían alcanzado ese nivel de poder, llevaron a la Segunda Guerra a su fin. Pero antes de eso, las balas salían volando de ambos bandos y no se veía fin a tan macabra situación.
Es por esto que, a sorpresa de todos, la última persona que se esperaba, rompió el silencio y habló por primera vez a todo el mundo. Chaplin era el único cineasta en el mundo que realizaba aun películas mudas, y, el Gran Dictador, acabo siendo su más exitosa película, gracias al poderoso mensaje que esta llevaba consigo. En la película, Chaplin interpreta dos personajes, uno el dictador Adenoid Hynkel, parodia de Adolf Hitler, y el otro un barbero sin nombre. Ya que Chaplin interpreta a ambos personajes, el barbero humilde es confundido al final de la película por Hynkel, así que es puesto en frente de toda la nación de Osterlich, una nación ficticia que estaba siendo invadida por Tomania, parodia de Alemania. Es entonces, por primera vez, en frente de todo el mundo, que Chaplin habla, y pronuncia quizás, el discurso más importante de la historia.
Chaplin comienza de una forma calmada, afectado por las imágenes que ha visto a través de esta guerra, y con el trauma de los estragos que dejó la guerra anterior, pero después levanta poco a poco la voz, y sus ojos muestran decisión y una actitud firme, que no importaba lo que le hicieran, no iba a detenerse hasta que sacara todo de su pecho y dijera la verdad, de sus sentimientos hacia la guerra y quienes la auspiciaban, sino sobre las dictaduras, el nazismo, el fascismo y el antisemitismo. Chaplin tilda a los nazis como “hombres-maquina, con cerebros y corazones de maquina” resaltando que a ellos no les importa la vida de los que luchan, pues para ellos son solo máquinas de matar. No los ven como personas, pero Chaplin sí. El anuncia que las guerras son nacidas del odio y de las ansias de poder, y que las personas deben ser libres y alejarse de ese odio, de no dejarse dominar de las manos asesinas de los aliados nazis, que la democracia es la ruta para que todas las personas tengan igualdad de oportunidades, por encima de los líderes militares, las personas pueden elegir sus propios caminos, y que al final, después de tantas lágrimas, el cielo se abrirá ante nosotros. Su discurso no acaba ahí, pues, a través de la radio, se dirige a su mujer, Hannah, gritando con ahínco, que un nuevo mundo vendrá, uno libre del odio, y que la esperanza por un futuro glorioso para todos está por venir. Y ahí, justo cuando acaba de decir sus palabras llenas de fe, es entonces que la película acaba.
Inicialmente, debido al impacto que dejó el escucharle hablar por primera vez, las personas se indignaron y se alejaron furiosas de la película. Pero después, en mitad del conflicto, cuando veían la oscuridad a la que el mundo se dirigía, fue entonces cuando voltearon sus miradas al Gran Dictador, y se dieron cuenta. Las palabras de Chaplin tenían poder, y hablaban la verdad, no solo del gran daño que esos dictadores le hacen al mundo, sino de la luz de la esperanza que nunca deja de brillar, porque eso es lo que nos hace humanos. A través de la oscuridad más agobiante, la luz de la esperanza jamás dejara de brillar.

Leonardo David Ospino Reales

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